El P. Tito Zeman, salesiano eslovaco, nació en una familia cristiana el 4 de enero de 1915 en Vajnory, Bratislava. En Turín, el 23 de junio de 1940, llegó a sumeta deseada del sacerdocio. Cuando el régimen comunista Checoslovaco, en abril de 1950, prohibió las órdenes religiosas y comenzó a deportar a los consagrados y consagradas en los campos de concentración, se hizo necesario organizar viajes clandestinos hacia Turín para permitir a los jóvenes salesianos completar sus estudios.

El P.Zeman se comprometió a poner en práctica esta riesgosa actividad. El Siervo de Dios organizó dos expediciones para más de 60 jóvenes salesianos. En la tercera expedición el P. Zeman, junto con los fugitivos, fue arrestado. Sufrió un severo proceso, durante el cual fue descrito como un traidor a la patria y espía del Vaticano, y estuvo en riesgo de muerte. El 22 de febrero de 1952 en vista de ciertas circunstancias atenuantes, fue sentenciado a 25 años de pena.

El P.Zeman salió de prisión después de 12 años de reclusión, el 10 de marzo de 1964. Ya irrevocablemente marcado por el sufrimiento padecido en la cárcel, murió cinco años más tarde, el 8 de enero de 1969, rodeado de una gloriosa fama de martirio y de santidad. Vivió su calvario con gran espíritu de sacrificio y de oferta: “Incluso si perdiera mi vida, no laconsideraría desperdiciada, sabiendo que al menos uno de los que he ayudado se ha convertido en un sacerdote en mi lugar”. La investigación diocesana para la beatificación se abrió en Bratislava el 6 de febrero de 2010 y se cerró el 7 de diciembre de 2012. Actualmente se encuentra en proceso de conclusión la redacción de la Positio super martyrio.

Realmentela vida del P. Tito es la encarnación de lo que el Rector Mayor indica en el Aguinaldo 2015: “Y decimos ¡CON LOS JÓVENES!, porque si lo que llena nuestro corazón —desde el momento de la llamada vocacional de Jesús a cada uno de nosotros—, es la predilección pastoral por los chicos y chicas, los muchachos, las jóvenes y los jóvenes, esta predilección se manifestará en nosotros, como en Don Bosco, en una verdadera «pasión» buscando su bien, poniendo en ello todas nuestras energías, todo el aliento y fuerza que tengamos”. El P. Tito dio su vida por ello con generosidad, en fidelidad a la vocación recibida.